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Trabajo digno y empleos precarios en Europa: Refugiados, precariado

Del 12 al 15 de julio hemos celebrado en el CITES (Centro internacional Teresiano-Sanjuanista) de la diócesis de Ávila el seminario “Trabajo digno y empleos precarios en Europa: Refugiados, precariado” del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE). Se realizó con el apoyo de EZA y de la Unión europea y fue parte de la coordinación de proyectos de EZA sobre “La integración de inmigrantes y refugiados en el mercado laboral – el papel de las organizaciones de trabajadores”.

El seminario centró sus contenidos en la alarmante situación que se vive a nivel europeo respecto al trabajo decente, al aumento exponencial de la precariedad en todo el continente y auna mirada a la situación de las personas refugiadas que se acercan a los países de la UE. La sesión de apertura contó con la presencia del vicepresidente de EZA (Centro Europeo para los Asuntos de los Trabajadores) Josep Calvó. La apertura contó también con la presencia de Manuel Candil, presidente de la HOAC de Ávila y José Fernando Almazán, presidente de la HOAC de España (movimiento de acogida), así como por Otto Meier, presidente del MTCE.

La primera parte del seminario, se centró en analizar las consecuencias que están teniendo los cambios que se están produciendo en el mundo laboral en algunos países de Europa. Intervenieron militantes de la KWB de Bélgica y también miembros de la organización HKD Napredak de Bosnia. Además hubo un espacio para la reflexión y el debate sobre la situación de las personas migrantes y refugiadas. Este espacio lo acompañó Alberto Plaza, jesuita, director de Pueblos Unidos y miembro del Servicio jesuita a migrantes de España.

Una segunda parte, abordó el papel de la OIT y las organizaciones de trabajadores en el objetivo de lograr trabajo decente frente a la precariedad. Intervino para ello Bernard Thibault que fue secretario general de la CGT entre 1999 y 2013. Ahora es miembro del consejo de administración de la OIT de Francia. El sacerdote Gerard Müller, acompañante del MTCE, planteó una mirada al mundo del trabajo desde la Palabra de Dios y la doctrina social de la Iglesia. Tras esta intervención comenzó un fructífero trabajo por grupos para profundizar en la situación abordada en las tres exposiciones realizadas.

En los diálogos constatamos que el tema de los empleos precarios, no es accidental. Este tipo de empleo genera vidas precarias que a su vez van configurando sociedades precarias. Las crisis económicas han provocado una ansiedad y un miedo generalizados en los trabajadores. El aumento del desempleo y las distintas modalidades de trabajo precario deterioran la calidad de las condiciones de vida y de trabajo. En general, los trabajadores están expuestos a situaciones inestables e inseguras, lo que desestabiliza las opciones de planificar sus vidas. Los trabajadores en condiciones precarias sufren más problemas de seguridad y salud en el trabajo. Esta situación hace crecer la desigualdad y las divisiones por género y además empeoran la situación ya precaria de los trabajadores emigrantes y refugiados. La situación general de temor e inseguridad disuade además a los trabajadores de afiliarse a sindicatos lo que conlleva un incremento de su vulnerabilidad. Los datos macroeconómicos insisten en que las sociedades se están enriqueciendo, pero la opulencia se concentra principalmente en los estratos sociales más altos. Pareciera que a mayor cantidad de empleos precarios más beneficios para un número cada vez más reducido de personas opulentas que controlan emporios económicos, no solo a nivel europeo sino mundial. Es un verdadero escándalo. El futuro del trabajo pasar por dejar de pensar en el trabajo mercantilizándolo. El aspecto subjetivo del trabajo, es decir, la persona que lo realiza, debe centrar las políticas de los gobiernos para lograr empleos que humanicen.

Respecto a la situación de los refugiados se constató la desidia de los gobiernos de la UE respecto a las cuotas de acogida comprometidas. La mayoría de países están incumpliendo sistemáticamente estas cuotas si bien es cierto que hay una Europa de dos (este y oeste) o más velocidades y que no es comparable la actitud xenófoba de algunos países con la acogida y los esfuerzos que están haciendo otros países, incluso a nivel laboral, porque no es imaginable una sociedad que acoja sin plantear el tema del empleo como un elemento clave para la integración. En este sentido, el papel del diálogo social sigue siendo clave en ambos aspectos: en la capacidad de generar criterios para vencer la temporalidad y precariedad de los empleos que se crean y por otro lado, en la ayuda del diálogo para vencer las reticencias y los miedos a la acogida regulada a las personas refugiadas.

El viernes 14 los participantes en el seminario visitaron dos experiencias concretas de trabajo decente que se dan en la ciudad de Ávila. Los participantes pudieron conocer el trabajo que desarrolla Cáritas diocesana en el apoyo a la creación de pequeñas empresas y el acompañamiento a personas inmigrantes y refugiadas y el Centro especial de empleo para personas con discapacidad, La Casa grande de Martiherrero. Al finalizar estas visitas se realizó un mural donde se compartió la visión de los participantes sobre el trabajo decente.

Finalizamos el encuentro con la redacción de un comunicado que se hará público de cara al próximo 7 de octubre, jornada mundial por el trabajo decente y con un plenario donde compartimos las conclusiones de los diálogos en los grupos de diálogo y trabajo.