A menos de tres meses de las elecciones europeas, las encuestas recientes predicen un cambio significativo, indicando un declive de los partidos del llamado "arco constitucional" y un aumento de las facciones populistas de extrema derecha. Con este telón de fondo, EZA celebró su conferencia anual en Bruselas los días 19 y 20 de marzo de 2024, dedicada a explorar el intrincado vínculo entre populismo y política social.
El problema se conoce desde hace mucho tiempo, y seguir sorprendiéndose es ingenuo, señala Cornelius Hirsch, Jefe de Productos de Investigación y Estrategia de EU Reset. De hecho, los resultados de hoy son la culminación de un fenómeno que lleva décadas desarrollándose. Según Francesco Seghezzi, Presidente de ADAPT, el populismo no es más que la respuesta de la sociedad a una crisis más amplia: la disminución de la confianza en la democracia, paralela a la menguante fuerza de los sindicatos, denominada crisis de la "democracia industrial".
Sin embargo, aunque es crucial comprender las condiciones históricas que alimentaron el auge de los movimientos populistas actuales, concentrarse en las preocupaciones que mueven a los votantes de los partidos populistas de derechas revela estrategias aplicables. Daphne Halikiopoulou, profesora y catedrática de Política Comparada de la Universidad de York, subraya un punto crucial: "Los votantes de derechas ideológicos de base son sólo una minoría. Todos los demás votantes de derechas periféricos tienen preocupaciones más materialistas". Aquí es donde deben actuar los responsables políticos y los sindicatos. Una de las palancas disponibles está clara: la propensión a votar a partidos de extrema derecha es inversamente proporcional a la generosidad y cobertura de los sistemas de bienestar.
Y sin embargo, si las estrategias económicas y sociales de un país pueden llevar a los votantes hacia facciones populistas, estos movimientos pueden moldear del mismo modo el estado de bienestar de un país al obtener el poder parlamentario o gubernamental. Thomas Miessen, responsable de Acción Sindical Europea del sindicato belga ACV-CSC, ilustra este ciclo señalando que "en cuestiones sociales, económicas, migratorias y financieras, los partidos de extrema derecha representados en el Parlamento Europeo han votado sistemáticamente en contra de los intereses de sus propios votantes".
Cuando están en el gobierno, los partidos populistas de derechas redescubren el Estado del bienestar, utilizándolo como herramienta para excluir a determinados grupos sociales. El "chovinismo del bienestar" consiste en adoptar políticas del Estado del bienestar que recompensan a "los que lo merecen" mientras excluyen a "los que no lo merecen", fomentando la competencia entre grupos sociales y, en última instancia, socavando la solidaridad, como explica Juliana Chueri, de la Universidad Libre de Ámsterdam.
Entre las muchas medidas para hacer frente a este fenómeno, Patrick Develtere, catedrático de Cooperación Internacional de la Universidad Católica de Lovaina, pide transparencia y cambio, afirmando: "Durante años, hemos estado diciendo que la globalización sería buena para la gente (...) Les dijimos que el mercado resolvería todos sus problemas sociales (...) Les prometimos que habría un efecto de goteo". Pero al final, hemos fracasado en nuestras promesas, una y otra vez". Tom Shannon, Consejero de la CES, subraya la necesidad de una legislación social sólida para contrarrestar el auge de la extrema derecha, en consonancia con el manifiesto preelectoral de la Confederación Europea de Sindicatos. Por último, Claude Rolin, antiguo eurodiputado y Secretario General de ACV-CSC, subrayó la importancia de una política coherente: "No se puede seguir hablando de política social por un lado y, al mismo tiempo, adoptar políticas económicas y presupuestarias como las nuevas normas fiscales de la UE, que la excluyen, por otro".
La conferencia nos permitió arrojar luz sobre algunos aspectos de este debate complejo y de actualidad. El papel de los sindicatos y las asociaciones de trabajadores, así como la responsabilidad de los partidos en el poder, están claros. Si ocurre lo peor en junio, no podremos decir que es una sorpresa.