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El fin de semana del 23 al 25 de junio de 2023, 27 representantes de organizaciones de trabajadores de Austria, Alemania, Tirol del Sur/Italia y Suiza (en calidad de invitados) acudieron juntos a Bolzano (Tirol del Sur, Italia) para participar en el seminario "Seguridad social: una base para la paz y la democracia". El seminario fue organizado por el Centro de Competencia de Formación Internacional de KAB Alemania, con sede en Könzgen Haus (Haltern am See), junto con la Asociación Católica de Trabajadores (KVW) de Tirol del Sur, con el apoyo de EZA y la financiación de la Unión Europea. Los participantes se hicieron una idea de la situación actual de la seguridad social en Europa y reflexionaron juntos sobre cómo pueden reforzar la seguridad social y la democracia en Europa.

El punto de partida de las consideraciones fueron las observaciones de la Vicepresidenta del Instituto Nacional de Previsión Social (INPS) de Italia, Luisa Gnecchi. Presentó un panorama empírico de la situación en Italia y especialmente en Tirol del Sur. La persistencia de grandes desigualdades entre hombres y mujeres en materia de salarios, pensiones y trabajo doméstico se puso especialmente de manifiesto, al igual que la creciente necesidad de seguridad social tras la pandemia. ¿Cómo afrontan la situación los políticos y la sociedad civil? Esta cuestión se debatió en un destacado panel público nocturno. Bajo el título "¿Estado del bienestar y/o solidaridad desde abajo?" intervinieron representantes: de distintos niveles políticos (la Consejera Regional Waltraud Deeg y el Parlamentario de la UE Herbert Dorfmann) con un periodista de Die Zeit (Ulrich Ladurner) y activistas de la sociedad civil (Magdalena Amonn de Dormizil Bolzano y el Presidente de la KVW Werner Steiner) con el moderador Karl Brunner (Copresidente de la KAB europea). En cuanto a la interacción entre la política y la sociedad civil, Amonn fue al grano: es bueno que se apoyen y posibiliten las iniciativas voluntarias, pero el Estado no debería delegar en los voluntarios ninguna tarea del estado del bienestar.

En el transcurso posterior del seminario, los participantes conocieron la Casa de la Solidaridad, que se posiciona con seguridad en este ámbito de conflicto con el Estado: La casa para alojar a personas sin hogar se financia exclusivamente con donativos y, de este modo, sigue siendo autónoma, por lo que puede desarrollar nuevos conceptos de forma independiente más allá de estrechas especificaciones. Niklas Klinge, originario de Münster, trabaja en la Casa de la Solidaridad, y relata de forma impresionante cómo se entrecruzan diversos ámbitos problemáticos en materia de vivienda. Los residentes acuden a la Casa de la Solidaridad por diversos motivos, como el desempleo, la huida y el divorcio. Los precios de la vivienda son tan altos que muchos no pueden permitirse un apartamento. Otros, en cambio, ganan lo suficiente para pagar el alquiler, pero no tienen dónde dormir por el color de su piel. La Casa de la Solidaridad les da la oportunidad de encontrar alojamiento durante un año o año y medio y luego les ayuda a encontrar un lugar donde quedarse en Tirol del Sur. Una participante de Mönchengladbach dijo espontáneamente que se llevaría las ideas consigo, porque una iglesia de Mönchengladbach estaba a punto de ser reedificada. ¿Quizás se podría construir algo similar allí?

La Casa de la Solidaridad también trabaja para contrarrestar los prejuicios y el racismo en Brixen, por ejemplo, organizando un gran festival anual para los habitantes de la ciudad y de fuera de ella. Con ello, ponen un contrapunto a las estrategias populistas de derechas que los participantes en el seminario habían tratado anteriormente. El economista y científico de la cultura Walter Ötsch dejó claro que la retórica populista de derechas construye una visión del mundo que ofrece a los destinatarios la oportunidad de sentirse parte de un grupo superior que se diferencia claramente de un grupo devaluado y, en casos extremos, deshumanizado. En cuanto a las estrategias de los movimientos representados, planteó la cuestión de qué cosmovisiones se transmiten en su comunicación y cómo estas se acoplan a las cosmovisiones de los destinatarios. El festival de la Casa de la Solidaridad es posiblemente un ejemplo de cómo se pueden establecer o hacer visibles los vínculos con personas especialmente vulnerables.

En la contribución final, la teóloga Michaela Quast-Neulinger sugirió la vulnerabilidad como motivo central de la orientación socioética de los movimientos obreros católicos. Porque, por un lado, todas las personas son vulnerables, por otro, algunas personas son más vulnerables que otras (por ejemplo, los que trabajan precariamente) en el mundo laboral. Una sociedad que niega la vulnerabilidad puede ir acompañada de una falta de empatía. Por otro lado, una sociedad en la que se reconozca la vulnerabilidad de todas las personas y se encuentre una forma de afrontarla podría reforzar la solidaridad mutua y ser la base de una democracia pluralista.

Los participantes comprometidos transmitirán las sugerencias a sus organizaciones locales y desarrollarán en parte posiciones comunes en el marco del KAB europeo.