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¿Volver a la cocina? - Expectativas y realidad de la conciliación familia - trabajo

En ocasión de la conferencia internacional, organizada e. 17 y 18 de septiembre de 2020 en Bressanone / Italia por la AFB (Arbeiter, Freizeit- und Bildungsverein) en colaboración con IPEO (International Platform for Equal Opportunity – Plataforma Internacional para la Igualdad de Oportunidades) y EZA (el Centro Europeo para los Asuntos de los Trabajadores) y con el apoyo de la Unión Europea, alrededor de cincuenta participantes de Tirol del Sur (Italia), Alemania, Austria, Bélgica, Hungría, Lituania y Serbia se confrontaron con el tema ¿Volver a la cocina? - Expectativas y realidad de la conciliación familia - trabajo.

En la conferencia de este año, la plataforma IPEO se centró en la cuestión de hasta qué punto el postulado de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la vida laboral y las responsabilidades familiares se está reflejando en los diferentes países de la UE, o que, si están volviendo en modo preponderante los papeles tradicionales, relegando a las mujeres a la proverbial cocina. Con este fin, se invitaron a relatores de varios países europeos. Con la ayuda de investigaciones científicas, de datos del mercado laboral, de consideraciones de los sistemas de protección social y la evolución de los sistemas jurídicos, de experiencias de las distintas realidades de trabajo, y de los acuerdos sobre la conciliación familiar y laboral, así como la cooperación entre las partes contratantes, trataron de transmitir un cuadro general, aproximado pero diferenciado de la situación relativa a la igualdad de derechos en los distintos países de la UE.

La UE ha sido una importante pionera de la política de igualdad de género durante décadas. En 2019, se presentó otra importante directiva a favor de la conciliación de familia y trabajo para padres y prestadores de asistencia (2019-1158). Pero, entre el 2005 y 2019, el índice de igualdad en los países de la UE en promedio mejoró sólo un 5,4%, alcanzando 67,4 puntos sobre 100. En una comunicación publicada en marzo de este año, la Comisión Europea confirmó la necesidad de "nuevos impulsos", ya que los progresos en materia de igualdad son lentos. El documento define los objetivos estratégicos de la política de igualdad entre los géneros para el período 2020-2025, y reafirma la intensión de combatir en modo eficaz la discriminación de las mujeres y los estereotipos de género, teniendo presente que la perspectiva de género debe tenerse en cuenta sistemáticamente en todas las esferas de política.

Este impulso está en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG – Sustainable Development Goals) de las Naciones Unidas del 2015. Entre otras cosas, en el objetivo 5 se pide adoptar e intensificar una política sana, y una legislación aplicable para promover la igualdad entre los géneros, y de garantizar una plena y efectiva participación de la mujer en la vida política, económica y pública. El cuidado y el trabajo doméstico no remunerado deben reconocerse y valorarse mediante la prestación de servicios públicos, infraestructuras, medidas de protección social junto a la promoción de responsabilidades compartidas en el hogar y la familia. La IPEO considera prioritario poner de relieve la discrepancia entre las declaraciones políticas generales, las bases jurídicas y la realidad social.

La legislación sobre el mercado laboral, sobre la política social y familiar, la investigación científica, la evolución en materia de la política de negociación colectiva y las experiencias de encuentros para la igualdad de oportunidades, demuestran que el programa de igualdad se ha detenido. Este es, en resumen, el resultado del análisis de los oradores de Alemania, Italia, Hungría, Bélgica, Serbia y Lituania. Los Estados y las empresas muestran poco entusiasmo por la aplicación de medidas concretas de igualdad en el mercado de trabajo, en la política social y en el reconocimiento del papel social de las mujeres. Los gobiernos populistas de matriz conservadora eluden las normas jurídicas de igualdad, y promueven modelos de roles sociales que hacen retroceder a las mujeres y contrarrestan los objetivos de igualdad de la UE.

En muchas formas, las relatoras sólo pudieron constatar las carencias ya conocidas: En primer lugar, las mujeres se asumen las tareas domésticas y, por lo tanto, suelen estar expuestas a desventajas en sus biografías laborales, mientras que para los hombres la paternidad no supone cambios en la vida laboral cotidiana y su participación en la responsabilidad familiar está todavía lejos de la imagen ideal de "dividir a la mitad". En ausencia de un marco claro, definido a través de la legislación de los propios países, los sindicatos e incluso las instituciones de asesoramiento institucional podrán obtener mediante regulaciones, del tiempo de trabajo que sean compatibles con la responsabilidad familiar solo a través de negociaciones a nivel de empresa. Los dirigentes subrayan poca conciencia en materia de igualdad de oportunidades, responden haciendo oídos sordos y a menudo no responden a las necesidades de las madres trabajadoras. Esto se pone de manifiesto, entre otras cosas, por la elevada proporción de despidos de mujeres en el primer año de maternidad, pero también por la falta de incentivos para volver al trabajo después de la licencia familiar, y es común un descenso en relación con las tareas laborales.

La llamada penalización por los hijos (child penalty) que enfrentan las mujeres se pone de manifiesto a lo largo de su vida laboral por los sueldos más bajos en relación a los hombres (gender pay gap) y procura desventajas en la carrera profesional, cuanto para la jubilación. Esto suele provocar la decepción y el desaliento de las afectadas, renunciando, o al retiro temporal de la vida laboral, - que a menudo resulta ser irreversible. Los sindicatos no logran imponer temas como la igualdad de oportunidades y la justicia social en la agenda política. El cierre debido a la pandemia de Covid 19 ha confirmado la imagen de las mujeres como administradoras de la familia y como un patrón que moldea la sociedad. Varias encuestas confirman que muchos hombres no lograron emerger como parejas confiables en este período difícil.

La igualdad de género es un campo de acción central en el mercado de trabajo y es de fundamental importancia para el desarrollo de la comunidad y de la familia. Los sindicatos y las organizaciones sociales deberán abordar esta cuestión en la legislación, organización del trabajo y en la participación social con renovado vigor. Especialmente en los puestos de liderazgo es necesario aumentar la proporción de mujeres para que la igualdad se convierta en una prioridad en la agenda.

La desregulación del mercado laboral socava el papel de los sindicatos como garantes de salarios justos y condiciones de trabajo decentes. Se necesita un nuevo consenso básico entre los sectores sociales que les permita desarrollar una representación efectiva de los/las trabajadores/as protegidos/as por los contratos colectivos y del número cada vez mayor de trabajadores sin normas de protección colectiva. La EZA presionará para que se elabore un acuerdo a nivel de la UE, y que pueda definir los derechos de los/las trabajadores/as en la sociedad digital, y sobre los procedimientos para equilibrar los intereses y que sean reconocidos por los Estados de la UE, las asociaciones de empresarios y los sindicatos.

EZA debería ponerse en contacto con los/las parlamentarios/as de los países de la UE para proponer iniciativas para hacer más concreta la igualdad de oportunidades, por ejemplo, sobre el derecho legal al trabajo a tiempo parcial, sobre la ampliación del permiso parental para los padres, sobre el reconocimiento de los períodos de estudios y cuidados en los derechos de jubilación.

El estancamiento de dichas reivindicaciones está haciendo que las mujeres busquen nuevas formas de establecer la igualdad de oportunidades en nuestro modelo de sociedad. Para ello, parece necesario sobre todo hacer más visible la cuestión al público a través de auténticas interceptoras y de acciones no convencionales.

La conferencia también permitió reflexionar entre las autoevaluaciones y las visiones al exterior sobre todo en relación de los Estados de Europa occidental y oriental. La UE debe abordar el hecho de que en los hospitales y en las profesiones asistenciales de los países occidentales el funcionamiento “normal" se suele garantizar a expensas de las mujeres mal pagadas y desfavorecidas laboralmente de Europa oriental. Esta práctica también causa problemas en sus países de origen.

En relación a la responsabilidad familiar del principio de "dividir a la mitad" debe anclarse en el mundo del trabajo en lo que respecta a la utilización de modalidades de horario flexible, la licencia parental y los períodos de espera para el cuidado de los hijos.

Los servicios de guardería públicos y privados deben ser asequibles para las familias, de alta calidad y con horarios flexibles. Esto creará un gran número de empleos que son de particular interés para las mujeres.

Es indispensable un marco jurídico y laboral para los acuerdos con las empresas, ya que los empleados tienen dificultades para negociar con la dirección acuerdos apropiados para conciliar las responsabilidades laborales y familiares.

El análisis de los datos del mercado de trabajo tendrá que tener en cuenta las tasas de empleo y desempleo, además del número de mujeres y hombres que realmente buscan trabajo, esto para obtener un panorama general realista. De hecho, está aumentando el número de las llamadas personas desalentadas, esas que ya no buscan activamente trabajo debido a la crisis actual.

Bajo la presión de miope sed de ganancias y de concesiones sociales centradas en intereses del mercado tanto en la política cuanto en las empresas, se concede muy poca importancia a cuestiones como la justicia social, la dignidad humana y la solidaridad. Se debe lanzar una ofensiva de información y sensibilización sobre estas cuestiones fundamentales del desarrollo social.

Los sindicatos y las organizaciones sociales deben presionar para que las medidas de política social, laboral y de formación se incluyan en los programas nacionales para la utilización de los recursos de fondos para la recuperación (recovery fund), mejorando las oportunidades de empleo y ofreciendo salidas a la precariedad, garantizando un ingreso aún en tiempos de crisis y aplicando a gran escala los objetivos de igualdad.

La pandemia de Covid 19 amplificó los efectos sociales en el famoso paradigma del hombre como sostén de la familia. Para remediar las deficiencias en materia de igualdad de género es preciso definir inmediatamente un conjunto de medidas.