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Trabajar menos, vivir mejor: organizar el tiempo de trabajo en la nueva economía

Entre el 28 de febrero y el 2 de marzo de 2019 se celebró en Lisboa el seminario internacional “Trabajar menos, vivir mejor: organizar el tiempo de trabajo en la nueva economía”, organizado por CFTL (Centro de Formación y Ocio) con el apoyo de EZA y la financiación de la Unión Europea. En el seminario participaron representantes de organizaciones de trabajadores de Lituania, Italia, España, Polonia, Alemania y Portugal. El seminario formó parte de la coordinación de proyectos de EZA sobre “Trabajar y vivir en un mundo digitalizado”.

Los principales objetivos del evento fueron: evaluar la situación actual en relación con la jornada laboral en la Unión Europea, analizar las políticas nacionales y europeas en esta área, discutir las consecuencias de la reducción de la jornada laboral para la salud y la seguridad de los trabajadores y el equilibrio entre vida profesional y laboral, discutir las consecuencias de la reducción de la jornada laboral para la productividad y el éxito de las empresas. Por otro lado, fue importante evaluar los desafíos que plantea la nueva economía, en especial las empresas con plataformas digitales, para las organizaciones de trabajadores.

Paulo Caetano (presidente de CFTL), Piergiorgio Sciacqua (vicepresidente de EZA) y Mafalda Troncho (directora de la oficina de Portugal de la Organización Internacional del Trabajo) inauguraron el seminario la tarde del 28 de febrero con intervenciones marco de bienvenida y temáticas.

Paulo Caetano discutió los principales objetivos del seminario, cuestionando si no estamos trabajando demasiado en Portugal y en otros países perjudicando así nuestra calidad de vida. Piergiorgio Sciacqua también subrayó la importancia del equilibrio laboral y profesional, discutiendo algunos de los principales desafíos a los que se enfrenta Europa como los muros visibles e invisibles que se levantan en Europa, el Brexit y las elecciones europeas de mayo.

Mafalda Troncho recordó que la lucha por la reducción de la jornada laboral es históricamente una de las principales reclamaciones de los movimientos de trabajadores y ha sido el tema de algunas de las anteriores convenciones de la OIT. Troncho recordó también que la regulación de la jornada laboral es una de las condiciones clave para el trabajo digno y sigue siendo un asunto clave en la actualidad con la difusión de las nuevas tecnologías que plantean la cuestión del derecho a la desconexión.

El primer panel que también se celebró el 28 de febrero se tituló “Calidad del empleo y reducción de la jornada laboral en el marco del Diálogo Social Europeo”. Los principales ponentes fueron Rainer Rissmayer, coordinador de proyecto de EZA de la serie “Trabajar en un mundo digitalizado” y Agniezka Piasna, investigadora del Instituto Sindical Europeo.

Agniezka Piasna presentó un panorama general en relación con la jornada laboral en diferentes países y discutió el impacto de la misma entre las trabajadoras, resaltando que el trabajo pocas veces lleva aparejado mejoras sustanciales para las vidas de los trabajadores. Piasna también demostró que con el nivel actual de desarrollo tecnológico es posible trabajar menos con una mayor calidad y con una distribución más justa de trabajo.

Rainer Rissmayer habló sobre las conclusiones de los seminarios anteriores de esta línea, recordando diversas cuestiones planteadas por la digitalización de la economía, como las dificultades encontradas en la jornada laboral actual, estableciendo claros horarios de trabajo y garantizando el derecho a la desconexión.

En la mañana del 1 de marzo el seminario continuó con una mesa redonda “¿Estamos trabajando demasiado? La flexibilidad de la jornada laboral en el espacio europeo”. Los ponentes de esta mesa redonda fueron Jesús Gonzalo Casado, del CEAT (Centro Español para los Asuntos de los Trabajadores); Javier Iglesias de USO (Unión Sindical Obrera) y José Paixão de LOC/MTCC (Liga de Trabajadores Católicos/Movimiento de Trabajadores Cristianos de Portugal).

Aunque cuentan con diferentes experiencias sociales y sindicales, los tres ponentes resaltaron la importancia de la reducción de la jornada laboral en Europa y en cada uno de sus países, demostrando la ventaja de horarios laborales equilibrados. Estos ponentes resaltaron que es clave reducir la jornada laboral sin reducciones salariales. Las perspectivas para los trabajadores en una nueva economía son desalentadoras si no existe una regulación europea y nacional adecuada sobre los aspectos importantes en las relaciones laborales, como la jornada laboral, la protección social y la fiscalidad.

En la tarde del 1 de marzo los participantes en el seminario visitaron el puerto de Setúbal donde fueron recibidos por los representantes del Consejo de Administración de los puertos de Setúbal y Sesimbra. Este último realizó una breve presentación sobre el Puerto de Setúbal y recibió las preguntas sobre las actividades portuarias y su importancia para las economías nacionales e internacionales, así como las recientes disputas industriales entre las empresas que gestionan las actividades portuarias y los sindicatos de estibadores. A continuación, los participantes visitaron algunas zonas portuarias y observaron el funcionamiento de diversas terminales.

En la mañana del 2 de marzo el seminario continuó con el segundo panel titulado “Desafíos de la economía colaborativa y jornada laboral”. Los ponentes fueron Fátima Almeida, copresidenta del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos y Laura Estévez de USO.

Ambas intervenciones, así como el debate posterior se centraron en las dificultades que están padeciendo las organizaciones de trabajadores para sindicalizar a los trabajadores de plataformas digitales. Las plataformas pretenden recoger e individualizar la relación laboral con estos trabajadores tratándolos como trabajadores independientes. Ha habido algunas iniciativas para integrar a estos trabajadores en sindicatos y los juzgados laborales de algunos países ya han reconocido que cuentan con una auténtica relación de subordinación con sus empresarios. Las organizaciones de trabajadores tendrán que encontrar formas creativas para convertir a estos trabajadores en los actores principales para sus luchas.

El tercer panel se celebró la tarde del 2 de marzo con el título “La reducción de la jornada laboral en los sectores públicos y privados”. Los ponentes del panel fueron Ana Avoila, coordinadora de la Federación Nacional Portuguesa de Trabajadores del Sector Público y João Lourenço, ex representante del sindicato siderúrgico. João Lourenço sustituyó a Isabel Tavares y Manuel Freitas, sindicalistas del sector textil que no pudieron participar en el seminario debido a impedimentos de última hora.

Los ponentes discutieron la situación en el sector público en el que se reinstauró en 2016 la jornada semanal de 35 horas, así como sobre las luchas en el sector privado durante los años 90 para garantizar la jornada semanal de 40 horas.

Ambos ponentes estuvieron de acuerdo en que los sindicatos tienen un papel decisivo en la movilización de trabajadores para reducir la jornada laboral sin reducir salarios, lo que se justifica por los incrementos de productividad derivados de la digitalización y de la robotización de la economía.

El seminario concluyó con la presentación de las conclusiones y con comentarios finales por parte de Pedro Estêvão, coordinador nacional de BASE-FUT y Maria Reina, vicepresidenta de EZA.

Conclusiones

La reducción de la jornada laboral ha sido el eje de algunas de las luchas más antiguas de los trabajadores con la celebración del Primero de Mayo, una fecha muy simbólica para los movimientos de los trabajadores que constituye un testimonio de lo anterior. Los sindicalistas del siglo XIX se opusieron a las jornadas laborales inhumanas que tenían que soportar los trabajadores como consecuencia de la Revolución Industrial con un lema claro: “ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para vivir”.

Su lucha no fue en vano. La reducción de la jornada laboral fue uno de los mayores éxitos de los movimientos de trabajadores europeos durante el siglo XX. Solo entre 1900 y 1930, la jornada laboral media se redujo de 65 a poco más de 45 horas semanales. Esta tendencia continuó tras la Segunda Guerra Mundial y hasta los años 70, haciendo que muchos creyeran que la reducción continua de la jornada laboral era algo inevitable.

Sin embargo, esto no sucedió. Desde el inicio de los años 80, la jornada laboral media de los trabajadores europeos a tiempo completo se ha estancado en cerca de 40 horas semanales, y si las horas de trabajo totales se siguen reduciendo esto se debe casi por completo al crecimiento del empleo a tiempo parcial, que está íntimamente ligado a la precariedad y al subempleo. Durante este tiempo, el asunto de la reducción de la jornada laboral desapareció gradualmente de las agendas políticas y de las discusiones públicas.

Sin embargo, la jornada laboral sigue siendo un elemento clave tanto para la calidad de vida de los trabajadores como para la cohesión y el desarrollo de nuestras sociedades. La necesidad de regular la jornada laboral refleja el delicado equilibrio existente entre los diferentes ámbitos de nuestras vidas: familiar, profesional, cívico y cultural, de los que depende nuestra realización como seres humanos. Por ello, es fácil entender de qué forma la jornada laboral excesiva altera este equilibrio empeorando la salud física y mental de los trabajadores e incrementando las tensiones en sus vidas familiares y evitando la participación política y cívica.

Durante el seminario se reconoció que la aceleración del desarrollo tecnológico en las últimas décadas ha planteado grandes desafíos a la regulación de la jornada laboral. Se han utilizado nueva información y tecnologías de comunicación para diluir la frontera entre la vida profesional y privada, fomentando la idea de que los trabajadores deberían estar disponibles según los antojos de los empresarios. Esto ha generado un incremento no reconocido, aunque muy real, de la jornada laboral actual y el incremento consecuente en la cantidad de trabajo no remunerado. Al mismo tiempo, la precarización del trabajo procedente de la economía digital y de plataformas también se manifiesta en un incremento efectivo de la jornada laboral.

Sin embargo, el desarrollo tecnológico no explica por si solo los desafíos persistentes que hemos presenciado en la regulación de la jornada laboral. Estos desafíos también están arraigados en la cultura y en la ideología. La hegemonía de los discursos individualistas, de las cuales constituyen un claro ejemplo algunas versiones acríticas de discursos empresariales, ayudan a crear una visión muy sesgada sobre los efectos de la desregulación de la jornada laboral que resta importancia sistemáticamente a sus costes para los trabajadores. Los ponentes en el seminario presentaron datos sólidos que sugieren que las formas de flexibilización de la jornada laboral en Europa han sido diseñadas y ejecutadas teniendo en cuenta exclusivamente las exigencias y necesidades de los empresarios.

Esto nos plantea inevitablemente la cuestión de la relación entre el desarrollo tecnológico y la intensificación de la explotación laboral. Es cierto que esta ha sido la realidad de las últimas cuatro décadas, hecho que ya se produjo durante el primer siglo posterior a la revolución industrial. Sin embargo, este no ha sido siempre el caso. De hecho, la reducción laboral de la jornada laboral en Europa hasta los años 80 fue posible debido al desarrollo tecnológico y a los elevados incrementos en la productividad que lo hicieron posible.

La pregunta real es saber cómo distribuir los beneficios del desarrollo tecnológico que se pueden medir no solo en términos de ingresos sino también en términos de tiempo. Si este es el caso, el estancamiento de la jornada laboral es un síntoma durante los pasados cuarenta años, junto con el estancamiento salarial, de un problema mayor de debilitamiento del movimiento sindical y de su capacidad para forzar una distribución justa de dichos beneficios.

La reducción de la jornada laboral es y debería ser un asunto clave de la negociación colectiva. En este sentido debemos tener en cuenta tres cuestiones: qué negociar, cómo incrementar la fortaleza de negociación y cómo garantizar la implementación de lo acordado.

En relación con la primera pregunta, la reducción de la jornada laboral no puede ser considerada de forma aislada. La promoción eficaz de la reducción de la jornada laboral debe considerar el trabajo en todas sus dimensiones. Por eso es tan útil la definición de trabajo digno propuesta por la Organización Internacional del Trabajo, que resalta la importancia de la jornada laboral para el trabajo digno y también la vincula con otros elementos cruciales que pueden articular las diferentes dimensiones del trabajo digno. Solo entonces seremos capaces de conseguir el apoyo de los trabajadores de la opinión pública para la causa de los sindicatos en este sentido.

La segunda pregunta trata de la fortaleza de negociación de los movimientos de trabajadores. Es muy importante incrementar la concienciación de los beneficios que aporta la reducción del trabajo incluso para las propias empresas. Esto se puede conseguir enfatizando que las jornadas laborales más reducidas incrementan la productividad y los resultados laborales, que la violación de las normas relacionadas con la jornada laboral son una forma de competencia desleal o que la reducción de la jornada laboral puede ser una herramienta importante para reducir el absentismo laboral.

Por otro lado, tenemos que realizar una evaluación realista del contexto social y económico, reconociendo que plantea riesgo al tiempo que ofrece oportunidades. Durante el seminario se discutieron ampliamente los desafíos de la regulación de la jornada laboral y la reducción de la misma. Los trabajadores están mucho más aislados y son más vulnerables dentro de las economías de plataforma. Los empresarios tienen a su disposición e implementan cada vez más métodos rígidos de vigilancia sobre sus trabajadores. Las corporaciones multinacionales son capaces de imponer una carrera hacia el abismo entre los estados en términos de legislación laboral, bajo la amenaza de la deslocalización y han demostrado que no tienen reparos a la hora de utilizar ilegalmente a los trabajadores de un país para poner en tela de juicio las huelgas y protestas de trabajadores en otro país.

Estas dificultades son muy reales y sería absurdo infravalorarlas. Sin embargo, también debemos valorar las oportunidades que nos ofrecen las nuevas (y las antiguas) tecnologías de información y comunicación. Estas tecnologías pueden desempeñar un papel central en la creación y desarrollo de sólidas redes nacionales e internacionales de solidaridad en favor de los derechos de los trabajadores. También pueden ser una herramienta poderosa para evitar los principales sesgos mediáticos contra sindicatos y su falta de información sobre conflictos laborales e industriales, por ejemplo, mediante las campañas en las redes sociales para denunciar públicamente y avergonzar a los empresarios que violan sistemáticamente los derechos de los trabajadores.

Por último, está la pregunta sobre cómo implementar los resultados de la negociación. Esta es un reflejo de los beneficios de la negociación colectiva. Los convenios colectivos sectoriales vinculantes constituyen en si mismos una forma especial eficaz de contrarrestar el aislamiento y la alta rotación de trabajadores en diferentes sectores económicos de la nueva economía.

La reducción de la jornada laboral es y debe seguir siendo un tema central de los movimientos de trabajadores. Su consecución es crucial para una sociedad en la que la norma sea el trabajo digno. Los horarios laborales más reducidos son fundamentales para un equilibrio más saludable entre los diferentes ámbitos vitales de los que formamos parte. Nuestra satisfacción como seres humanos depende de este equilibrio. Es innegable que el trabajo es un elemento importante para dicha satisfacción, aunque también lo son nuestras vidas familiares y nuestra capacidad para participar política y cívicamente en nuestras sociedades y para contribuir al bien común. Por eso, la reducción de la jornada laboral es una etapa fundamental hacia el fortalecimiento y la profundización de la democracia en Europa.