Entre el 19 y el 20 de junio de 2017 se celebró en Bruselas un seminario con el título “Los derechos sociales, la integración y la inclusión en el mercado laboral”, organizado por CET Europe (Centro Europeo del Trabajo, Europa) con el apoyo de EZA y de la Unión Europea.
El seminario formó parte de la coordinación de proyecto de EZA sobre “Estrategias de las instituciones europeas, la base europea de los derechos sociales”.
El 19/06/17, un panel de expertos compuesto por Jean-Paul Tricart de la DG de Empleo, Claire Courteille de la OIT y Paul Windey del Consejo Nacional del Trabajo presentaron el contenido y el estado de situación de la Base europea de los derechos sociales. La OIT alega que la Comisión haya puesto en marcha esta iniciativa tras 10 años de ausencia en materia social, pero como el CNE subraya, los 20 principios de la base son débiles y la puesta en marcha por los Estados miembro corre también el riesgo de ser muy limitada.
El seminario comenzó recordando el contexto de creación de la base europea de los derechos sociales, y el estatuto actual de esta iniciativa, especialmente con los resultados de la consulta pública lanzada por la Comisión Europea sobre este tema, pero también con el informe del Parlamento Europeo.
Muchos intervinientes recordaron la necesidad de utilizar las herramientas más eficaces existentes (TUE, TFUE, Carta de los derechos fundamentales de la UE, Carta Social Europea, recomendaciones de la OIT, …).
Se realizó una puesta en perspectiva de la base, sobre la base por una parte de la Carta Social Europea revisada, y por otra parte, por las iniciativas de la OIT y de la declaración sobre la justicia social.
El debate sobre el futuro de los derechos sociales en Europa, del punto de vista de los interlocutores sociales permitió confrontar muchos puntos de vista. Algunos intervinientes abogaron por un refuerzo de la base que deberá ser acompañado por un programa de acción y reconocieron la importancia de la negociación colectiva sectorial. Otros opinaron que es necesario basarse en los textos existentes y no utilizar el nuevo instrumento. Para estos últimos, la base debe ser un cuadro adaptado por las medidas concretas cercanas a la realidad de cada Estado miembro y cada Estado debe fijar el nivel de negociación colectiva que desea privilegiar.
De forma general, se expresaron las dudas en cuanto a la capacidad de conseguir los derechos enunciados en la base, y en cuanto a su impacto jurídico. Entretanto es innegable que la base ha creado intentos que deberán ser concretados. En este proceso, se deberá tener en cuenta a las fuerzas importantes de la oposición, sobre todo por la parte de determinados Estados miembros europeos nuevos.
El acceso al empleo y la igualdad de oportunidades fueron objeto de discusiones, y sobre todo los aspectos de la educación, de la formación y del aprendizaje durante toda la vida. Se defendió el derecho a un salario digno como elemento a situar en el corazón de la dimensión social europea, así como otros se opusieron a la fijación de un nivel de salario mínimo europeo.
Asimismo el seminario permitió resituar las diferentes etapas que se han llevado a cabo en la construcción de la base europea de los derechos sociales, desde los inicios de la Unión Europea. También arrojó luz sobre dos proyectos concretos de formación y de inserción profesionales.
Concluyó con el hecho de que la base es una oportunidad para reafirmar los vínculos entre la dimensión económica y la social. Es una etapa y un resultado. LA Europa social no debe ser sinónimo de un solo sistema, sino que debe evitar las formas de competencia social. Se deben atravesar todavía etapas en términos de movilidad de trabajadores, de convergencia (con un salario mínimo en cada Estad, y un nivel de referencia), y de solidaridad (con un presupuesto de la zona Euro unido a un mecanismo de estabilización macroeconómica y de protección social).