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Los aspectos éticos del trabajo en la era digital (Industria 4.0)

Entre el 22 y el 24 de noviembre de 2017 se celebró en Bruselas un seminario sobre “Los aspectos éticos del trabajo en la era digital (Industria 4.0)”, organizado por ACLI - ENAIP (Associazioni Cristiane Lavoratori Italiani - Ente Nazionale ACLI Istruzione Professionale), con el apoyo de EZA y de la Unión Europea. El seminario formó parte de la coordinación de proyecto sobre “El impacto del mundo digital laboral sobre la vida de los trabajadores y de sus familias. Consideraciones socialéticas”. En el seminario participaron 67 representantes de organizaciones de trabajadores procedentes de Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Polonia, España, Suiza (como invitados), Bulgaria, Argentina (como invitados) y los EE. UU. (como invitados).

El evento se celebró tras la Cumbre Social de Gotemburgo (17 de noviembre de 2017) en las que los Jefes de Estado y de Gobierno de los países europeos indicaron los principios y las guías que intentan seguir para la implementación de una política social en Europa que tenga en cuenta las situaciones de crisis que hemos vivido durante los últimos años.

El tema de la digitalización que impregna todos los aspectos de la vida de los ciudadanos europeos en la actualidad, se resume en la fórmula “Industria 4.0” para expresar la llegada de la Cuarta Revolución Industrial.

Este tema es principal para reflejar el Pilar Europeo de la Unión Europea, ya que implicará una alteración en el modelo basado en trabajo y salarios, y la sustitución de al menos 7 millones de trabajadores con un mecanismo automatizado equivalente.

Es imposible una discusión estrictamente nacional sobre este proceso. Una vez más, la dimensión europea es la dimensión mínima en la que se puede celebrar el debate, para abordar problemas y desarrollar soluciones.

El Vicepresidente de EZA Jozef Mozolewski y el Presidente National ACLI Roberto Rossini han abordado expresamente el trabajo pidiendo no olvidar el factor humano que está detrás del mundo digitalizado/robotizado (Mozolewski) y que es necesario implementar instrumentos y sistemas para preservar la dignidad de los trabajadores (Rossini).

Los siguientes expertos han subrayado la forma en la que el desafío de la Industria 4.0 exige un enfoque multidisciplinar y supranacional, ya que la dimensión del cambio tiene que ver con la época (por ejemplo Luca Jahier: no todos los territorios serán capaces de ser reconvertidos, transformándose a sí mismo de grandes capitales de la industria a ciudades digitales, ya que no será fácil para todos los ciudadanos reinventarse a sí mismos para integrarse en esta transformación), y afecta a todas las dimensiones de la persona (Markus Vennewald: el trabajo siempre ha sido un instrumento para la integración del individuo en la sociedad, mientras que hoy en día no es así, debido al incremento de la desigualdad y al riesgo de la falta de seguridad social que siempre se ha basado en la seguridad del puesto de trabajo).

La rapidez de la digitalización del mundo laboral, hace que estas cuestiones sean urgentes, en 2017 la opinión pública se centró en las implicaciones sociales relacionadas con la digitalización y ACLI contribuyó a esta discusión. En la época de la desinformación y de las noticias falsas, fue importante discutir con los políticos, los académicos y los expertos para aprender el estado de la cuestión. En primer lugar, ha sido importante intercambiar experiencias, reflexiones e instrumentos que permitirán a los participantes en el seminario a ser protagonistas activos (o al menos ciudadanos informados) del debate público que se está produciendo en la actualidad en cada país.

Cada edad de la vida presenta una realidad que tiene que ser gobernada (Nicola Danti) y la Unión Europea tiene el mérito de haber mantenido los temas del trabajo y de los derechos fundamentales de las personas en una posición importante, incluso en esta época de cambios y de presiones muy fuertes desde el exterior. Sobre todo, en un futuro inmediato, solo una dimensión europea que incluya también al Tercer Sector y a los sindicatos será posible para continuar resistiendo el impulso centrífugo de la digitalización, para contrarrestar a los modelos extranjeros que hoy en día parecen más dinámicos (como el de los EE. UU. o el chino). Faltan algunos años para que Europa se reinvente a sí misma y establezca los estándares que constituyen el núcleo de su tarea histórica.

El tema de la digitalización y de la Industria 4.0 invierte directamente el mundo laboral, el mundo del bienestar y los aspectos organizativos de la vida humana y la propia configuración de la sociedad a través de lugares y de espacios para la producción, la formación y el ocio. Algunos ejemplos de esta transformación son las plataformas digitales (como Amazon, Uber, AirBnB), que la Unión Europea supervisa continuamente para intervenir, en caso necesario con la regulación y la movilidad cada vez más creciente y la precariedad de las profesiones debido a los contratos de autónomos, al teletrabajo, a la ausencia de restricciones de tiempo y a la libertad de la autoorganización. El impacto de la digitalización afectará cada vez más a las organizaciones laborales, ya sean asociaciones o sindicatos, atomizando a los trabajadores y haciendo imposible garantizar la protección colectiva.

La imagen que surgió de los informes fue compuesta pero unitaria. Todos los ponentes, cada uno en su propia área de conocimientos y para el tema asignado, contribuyeron a proponer ideas y reflexiones sobre el tema de la Industria 4.0, planteando temas, problemas, cuestiones críticas y objetivos que están llamados a abordar de forma realista las asociaciones del Tercer Sector y los políticos. El tema de la política se menciona a la luz de la creciente capacidad del Parlamento Europeo para ser el portavoz de las solicitudes de la sociedad civil.

En este contexto, Patrizia Toia, una Miembro Socialista del Parlamento Europeo de la legislatura actual, recordó que solo la conectividad y las infraestructuras son fundamentales en Europa para reducir las distancias territoriales, lo que puede provocar distancias sociales y divisiones. Los lugares en los que se realiza la innovación, añadió, pueden recuperar zonas marginales incluso dentro de las ciudades convirtiéndose en una regeneración urbana. Precisamente esto es lo que reduce las desigualdades y fomenta la integración social, el sentido de las asociaciones del Tercer Sector y las asociaciones sindicales que forman la red EZA, cuya misión también se puede encontrar en palabras de Daniel Buhr: ¿los beneficios de la digitalización son realmente para todo el mundo?

Se debe prestar atención a asegurar que el valor positivo de la conectividad entre las personas constituye una fuerza impulsora para mejorar sus condiciones de vida (en el modelo, por ejemplo, de algunas zonas de Europa como los países escandinavos), para controlar y contener las presiones destructivas y disruptivas. Paul Schoukens explicó de qué forma el trabajo típico (actualmente el 60% de los trabajos se consideran típicos, es decir estables e indefinidos) estará en el futuro sometido a una presión cada vez mayor, en favor de otras formas flexibles e híbridas (trabajo temporal y a tiempo parcial), lo que denominó “funciones mínimas”. El riesgo está en que la digitalización empuja cada vez más a las personas hacia los puestos de trabajo mínimos, que no ofrecen ni estabilidad ni seguridad, ni un salario digno, con riesgos para la cohesión a medio y largo plazo de la estructura social.

Se lanzaron algunas ideas con el objetivo de estimular el debate, como por ejemplo en el informe de Luca Jahier, Presidente del tercer grupo del CESE, la propuesta de ofrecer un reconocimiento formal a las experiencias de formación informales como aquellas experimentadas en asociaciones y en el mundo del voluntariado. Además, llamó la atención sobre el papel de la empresa social, que se está expandiendo a lo largo de Europa, llamado a rediseñar el bienestar y la cohesión de las comunidades.

Resultados del seminario

Las intervenciones contribuyeron a profundizar en la reflexión sobre el mundo laboral y del bienestar, además de situar en el centro del análisis el propio significado de las asociaciones sociales en el nuevo milenio. Las asociaciones deben ser cada vez más capaces de explicar los procesos, de guiar a las personas entendiéndolas y de constituir un incentivo a la política para la gestión justa del bien común. Serán llamadas a ofrecer formación y bienestar, a apoyar a las comunidades y a ser multiplicadores de los casos de cada persona. Para hacer esto, la dimensión europea parece fundamental hoy en día. No se trata, por supuesto, de una cuestión de extender las estructuras existentes a una dimensión transnacional, sino de enlazar las asociaciones existentes unas con otras.

La ocasión del seminario fue importante para fomentar este proceso de conocimiento mutuo y de compartir las reflexiones sobre cuestiones comunes, dentro de un camino que no es autoconclusivo, sino que está dividido en diferentes fases para alcanzar mayores objetivos a medio y largo plazo.

Tal y como se mencionó, las ACLI tienen dentro de su ADN el fomento social y la protección de los derechos de las personas, así como guardar las experiencias sufridas en el periodo de postguerra cuando los italianos persiguieron a aquellos que migraron en Europa y en todo el mundo en búsqueda de oportunidades. Al mismo tiempo, en Italia siempre han desempeñado un papel social indispensable en el reconocimiento de los derechos de los trabajadores y de la dignidad que la tradición cristiana siempre ha situado en el centro de la experiencia humana en el trabajo.