En los días 22 y 23 de septiembre de 2017, en el congreso internacional de la plataforma IPEO, organizado por AFB en colaboración con el centro europeo para los asuntos de los trabajadores EZA y con el apoyo de la Unión europea, se reunieron unos cuarenta participantes procedentes de Alto Adigio (Italia), Austria, Lituania y Serbia para afrontar el tema de “La gestión de la salud en el lugar de trabajo: establecer condiciones laborales saludables para las mujeres”.
Se habló sobre todo sobre los trabajos en el sector de los servicios, en lo que atañe al sector social (cuidado, asistencia, educación), la salud y la escuela. La plataforma IPEO invita a hacer un nuevo intento común, junto con los sindicatos de cada uno de los países europeos, para conseguir condiciones de trabajo mejores para las mujeres, interviniendo en la organización, en el derecho al trabajo, a la protección de la salud y a los derechos sociales. En la legislación y en los convenios colectivos se requiere más atención y apreciación con respecto a las mujeres.
En todos los países europeos las mujeres son las que trabajan sobre todo en ámbito social, en la sanidad y en la educación, garantizando apoyo y cariño a los enfermos y a los más necesitados, en las estructuras para ancianos, para pacientes de larga estancia y en los centros de día. En las estructuras de día para la infancia, en las guarderías y en las escuelas las mujeres, con procesos de aprendizaje y socialización muy eficaces, sientan bases sólidas para las nuevas generaciones.
La presencia importante de mujeres en determinados oficios de carácter social (segregación vertical) y el número reducido de mujeres que ocupan puestos directivos (segregación horizontal) son factores importantes con respecto al tratamiento no equitativo de las mujeres en el mercado del trabajo. Además, considerando su situación familiar, muchas mujeres eligen interrumpir su carrera profesional o pasar a un trabajo a tiempo parcial. El número de las empresas disponibles a ofrecer horarios flexibles no es suficiente. El ansia del éxito, las presiones debidas a los vencimientos y las responsabilidades no han parado de aumentar desde la crisis financiera y económica. La reducción de la protección social y la desregulación del mercado del trabajo han empeorado las condiciones de trabajo. Por ello es evidente el aumento de las cargas de trabajo en detrimiento de las mujeres trabajadoras.
Hasta ahora las medidas de gestión individual y empresarial de la salud no son suficientes para crear unas condiciones de trabajo sanas. Las empresas y sus administradores tienen mucha responsabilidad a este propósito, porque tendrán que valorar los riesgos para la salud en las empresas, además de los aspectos limitados a la seguridad en el lugar del trabajo. La calidad de la dirección caracteriza la organización del trabajo y la atmósfera de la empresa, por ello es fundamental para la salud de las trabajadoras subordinadas.
Las tendencias de autoexplotación y de maximización rápida de los beneficios, enfatizadas cuando se siguen los modelos neoliberales, se reflejan en las investigaciones de la fundación europea para la mejora de las condiciones de vida y de trabajo. Los análisis de los diferentes países que se han realizado en los últimos años han demostrado un aumento extremo del estrés psíquico (depresiones, agotamientos, desgaste profesional). La sexta encuesta EWCS (Eurofound 2015) demuestra los trastornos siguientes, sufridos por los trabajadores subordinados de toda Europa: dolor de espalda (42,8 %), dolores musculares en los hombros, en la cervical y en los miembros superiores (36,3 %), agotamiento general (35,9 %), dolores musculares en los miembros inferiores (28,8 %), ansia (15,6 %).
Las representantes de las diferentes organizaciones miembros de EZA piden que la política, las partes sociales y las estructuras de investigación amplíen los temas analizados. Para una gestión individual y social de la salud se propusieron las medidas siguientes:
- En los convenios colectivos hay que prever retribuciones adecuadas, en función del valor social de los trabajos desempeñados en el sector social, en la sanidad y en la educación. Se deberán ampliar las oportunidades de formación y actualización y de carrera profesional.
- Los estándares de formación más armonizados aumentan las oportunidades de recalificación profesional. El derecho a los períodos sabáticos, de diferente duración, para una regeneración psicofísica garantizan una capacidad de trabajo constante. Se deberán ofrecer cambios de tareas para las colaboradoras que trabajan desde hace mucho tiempo, para que haya una perspectiva profesional durante toda la vida. Se requiere formación y actualización, además de horarios a tiempo parcial para las trabajadoras menos jóvenes. Las consecuencias del estrés psíquico a menudo provocan la prejubilación y se deberán reconocer, siguiendo el ejemplo de los reglamentos previstos para las trabajadoras que desempeñan tareas pesadas.
- Para garantizar la calidad de los servicios de asistencia y para reducir las presiones, debidas a la cada vez mayor necesidad de cuidados y asistencia de la población, los estándares de los servicios se tienen que analizar y reducir. A este propósito se requiere la introducción vinculante de las directivas correspondientes también para el personal paramédico de las estructuras privadas.
- En las guarderías y en las escuelas la integración de los niños procedentes de familias de inmigrantes requiere nuevos estándares de educación, de asistencia y didácticos. Por consiguiente la plantilla tendrá que ser más amplia, se necesitan nuevos proyectos para estructuras suplementarias.
- Los modelos de horario flexible son componentes fundamentales, para que los trabajadores aprecien más su trabajo y se concilie mejor la vida profesional y la vida privada. Sobre todo en las empresas privadas y en las organizaciones sin ánimo de lucro que operan en el ámbito social a menudo se aplican contratos precarios, con una flexibilidad escasa, unas retribuciones inadecuadas y poca tutela social. Hay que modificar la situación. Además, habrá que volver a plantear los reglamentos para los turnos de trabajo, por un lado para evitar el cansancio excesivo y por otro lado para garantizar la flexibilidad necesaria.
- Para aumentar el reconocimiento en los servicios sanitarios y sociales habrá que ampliar el derecho a ser reconocido como personal calificado. Hay que reemplazar las jerarquías rígidas por relaciones profesionales que tengan un nivel único.
- Caracterizar el mercado del trabajo mediante los trabajos que se definen típicamente femeninos provoca efectos negativos con respecto a los niveles salariales y a las oportunidades de carrera profesional. Se requiere la realización de proyectos anunciados para la igualdad de trato de hombres y mujeres con el mismo rendimiento.
- Se suelen estudiar los factores profesionales de estrés en los trabajos de tradición masculina y se consideran sobre todo los mecanismos con efectos que se pueden medir fácilmente. De esta forma a menudo se subestiman y se consideran menos los factores de estrés psíquico. Las investigaciones en el mundo de trabajo a este respecto deberán considerar nuevas prioridades.
- La medicina considera más las diferencias de sexo, a partir de la formación. De esta manera los riesgos profesionales para la salud de la mujer se podrán identificar más rápidamente y las medidas correspondientes se podrán realizar de forma más eficiente.
- La consolidación de la motivación profesional y las medidas para superar la separación tradicional entre trabajos masculinos y femeninos son indispensables, para evitar las consecuencias negativas de la segregación vertical sobre todo en la sanidad, en las escuelas y en las profesiones paramédicas.
- Los cambios de los contextos sociales y familiares requieren volver a plantear las condiciones de trabajo en general, las bases del derecho del trabajo y las funciones de los interlocutores sociales mismos.