Queridos lectores, queridos miembros de EZA, queridos amigos:
2020 toca a su fin y ha llegado el momento de extraer balance en este año tan peculiar. La crisis del coronavirus generó retos sin precedentes que tuvimos que encarar. Sin embargo, confío en que tendremos éxito y saldremos de ella fortalecidos. Tomemos la labor de EZA como ejemplo.
En primavera de 2020, tuvimos que posponer o anular un gran número de nuestros seminarios debido a la pandemia de la COVID-19. Tuvimos que adaptarnos a una situación totalmente desconocida para todos. Sin embargo, logramos improvisar y crear seminarios digitales y proporcionar formación en línea. Apoyamos a nuestros miembros en este proceso y debemos admitir que la crisis nos enseñó mucho sobre nuestras competencias digitales. Sin falsa modestia, podemos declarar que mantuvimos, en la medida de lo posible, nuestro programa de formación durante esta época tan dura y proseguimos con nuestra misión en 2020. Esto fue posible gracias a todo el equipo de la secretaría y a todos nuestros miembros de la red.
La crisis afectó a todos en Europa y en todo el mundo. Resulta evidente que en la UE, los sistemas sanitarios, los trabajadores, los emprendedores, el sistema educativo y los actores culturales tuvieron que adaptarse a una situación especialmente compleja. La cantidad de 1,8 billones de euros como paquete financiero para el marco presupuestario de siete años hasta 2027 y para el programa “Next Generation Europe” es una muestra patente de que la Unión Europea es capaz de actuar. Sin embargo, el debate sobre el mecanismo relativo al Estado de Derecho también muestra que algunos de los Estados miembros de la UE se alejan lentamente de nuestros valores principales comunes. Cuando no se aplica el sentido común a la independencia del poder judicial, a la libertad de expresión, a la libertad de prensa o a la protección de las minorías, no solo perdemos nuestra credibilidad, sino también nuestro pilar común de valores que tan fuerte nos ha hecho en el pasado.
También redunda en el interés del eje central de EZA: los trabajadores. La cohesión social, el bienestar de la sociedad y una buena conciliación de la vida laboral y personal se ven promovidos cuando hay aceptación y tolerancia en vez de exclusión y supresión. Como sindicatos y organizaciones de trabajadores tenemos la responsabilidad de promover y de defender estos valores cuando sea necesario.
Una de las características principales de la red de EZA es que nuestros miembros beben de fuentes cristianas. El valor y la dignidad del ser humano es de vital importancia para todos nosotros. El pensamiento social cristiano nos dice que todos los seres humanos son creados iguales, aunque sean diferentes, independientemente de su género, sexualidad, religión, etc. Desgraciadamente, en algunos países hay personas que sienten que sus valores y tradiciones culturales nacionales se ven atacadas precisamente por incluir a todas las minorías en nuestra sociedad. No debemos olvidar que en Europa es precisamente la variedad lo que nos une. Es nuestra rica historia y su diversidad lo que nos hace fuertes en el mundo.
2020 nos ha mostrado lo frágil que puede ser nuestro sistema. Sin embargo, hay otra amenaza importante para la humanidad. El cambio climático y las catástrofes ecológicas han dejado de ser algo teórico. Son una realidad y debemos abordarlas de forma urgente. El pacto verde europeo constituye nuestra orientación común. Resulta crucial para nuestro futuro la reducción del calentamiento global y la conservación de nuestro medio ambiente para lograr también una economía verde. Reconocemos que tiene consecuencias para el mundo laboral y que las organizaciones de los trabajadores deben realizar su trabajo para lograr una transición justa y social: esta responsabilidad debe aprovecharse como una oportunidad. Estoy seguro de que encontraremos formas innovadoras de superar estos retos. También estoy seguro de que el papel de los sindicados, las organizaciones de trabajadores y otros agentes sociales seguirá siendo de vital importancia.
A lo largo del año me he quedado muy impresionado por todas aquellas personas que de día y de noche cuidaron a los enfermos contagiados en los hospitales, mantuvieron en funcionamiento los servicios públicos, condujeron taxis o enseñaron a nuestros hijos. Por supuesto, cabría mencionar a muchas más personas. Es maravilloso ser testigo de tanta solidaridad y entrega. Con este aliento de esperanza, les deseo a todos unas muy Feliz Navidad, así como a sus familias. Espero que puedan recobrar fuerzas durante estas celebraciones llenas de luz y esperanza. También les quiero desear un muy Feliz Año 2021. Ya tengo ganas de empezar nuestros proyectos, seminarios y actividades formativas y, sobre todo, de vernos de nuevo. Hasta entonces, ¡cuídense mucho!
Atentamente,
Luc Van den Brande, presidente de EZA